El aluminio es muy fuerte en proporción a su peso. Entonces, en comparación con el acero o el cobre, tiene esta ligereza y, sin embargo, una gran resistencia al mismo tiempo. Tampoco es magnético y tiene propiedades resistentes a la corrosión.
Los factores de peso y resistencia lo hacen realmente bueno para el transporte, tanto en vehículos como en embalajes. Su resistencia a la corrosión y sus cualidades no magnéticas lo hacen realmente útil en aplicaciones de construcción y equipos eléctricos de cualquier tipo. Cuando juntas esas cosas, se convirtió en el metal ideal para naves espaciales y satélites.
El lado positivo es que el desarrollo de usos para el aluminio y la innovación, creatividad y diseño que nos acompañaron nos trajeron todo tipo de cosas maravillosas en el siglo XX. Ayudó al despegue de la aviación civil.
Ayudó a llevar redes eléctricas a todo el país. Nos trajo todo tipo de cosas en el hogar que eran más livianas y duraderas, y, por supuesto, vehículos más rápidos. Y, sobre todo, creo que lo que la gente piensa más es el embalaje: latas de aluminio y papel de aluminio.
El lado oscuro se trata de un tipo diferente de impacto social: el impacto en las regiones del mundo donde tiene lugar la minería y los contaminantes que resultan. Después de extraer el mineral de bauxita, queda una sustancia llamada barro rojo, que contiene todo tipo de metales pesados y sustancias cáusticas. Y la fundición del mineral en metal real es un proceso realmente intensivo en energía. Se requirió la construcción de enormes represas hidroeléctricas, muchas de las más grandes del mundo. Y aunque la energía hidroeléctrica es una energía "limpia" en términos de dióxido de carbono, inunda decenas de miles de acres de tierra. Muchos de los lugares donde sucedió eso fueron en tierras apropiadas de pueblos indígenas, tribales o aborígenes. Así que ha habido muchas violaciones de derechos humanos que han ayudado a hacer posible lo que yo llamo "modernidad ligera".
El aluminio es realmente valioso, y en realidad necesitamos valorarlo más. Como consumidores, debemos apreciarlo y no solo tirarlo a la basura. Solo se necesita un 5 por ciento de energía para reciclar el aluminio que necesita para hacerlo nuevo. En los Estados Unidos, se tiran alrededor de 55 mil millones de latas cada año, todo lo cual podría volver a la producción rápidamente.