El aluminio protege a los edificios de los elementos, proporcionando un alto nivel de confort en su interior. La industria del aluminio, gracias a su extraordinario crecimiento, ha desarrollado una competencia excelente. Si bien hace tiempo se consideraba que la carpintería de aluminio podía presentar un comportamiento discreto en cuanto al aislamiento térmico y la formación de condensaciones en condiciones climáticas adversas, en la actualidad, gracias a la separación térmica de los perfi les mediante nervios aislantes de plástico, los sistemas de aluminio pueden competir con los valores de aislamiento térmico de otros sistemas basados en materiales como el PVC o la madera.

El aluminio es un metal blanco plateado con gran cantidad de usos, debido principalmente a sus propiedades naturales de ligereza, resistencia, plasticidad y versatilidad. En la actualidad se ha convertido en un material con innumerables aplicaciones en todos los ámbitos de producción y consumo de la sociedad actual: transporte, construcción, decoración, señalización, embalaje o incluso moda, ofreciendo las mejores opciones en funcionalidad y estética.
Tiene un peso específico de 2.7 Kg / dm3 y funde a los 667 °C. Su resistencia a la tracción es de unos 10 Kg/mm2si es fundido o recocido, valor que se duplica si está laminado en frío (agrio); esta resistencia decrece rápidamente si aumenta la temperatura. Así, a 300 °C su resistencia disminuye a un tercio y a 500 °C a un décimo de su valor en frío.
Como propiedades físicas y químicas que hacen a este metal óptimo para construcción, automoción e industria aeroespacial, se pueden destacar, además de su resistencia y plasticidad, su baja densidad, su ductilidad y maleabilidad y su gran conductividad. A temperaturas cercanas a su punto de fusión se vuelve quebradizo. Al combinarse con otros metales, las nuevas aleaciones son duras y livianas.
El aluminio en la Construcción Aplicaciones constructivas.
La multitud de formas en las que se puede procesar el aluminio, junto con sus extraordinarias propiedades, convierten a este metal en un material que ofrece a arquitectos una libertad casi ilimitada a la hora de diseñar.
La fortaleza del aluminio permite realizar estructuras complejas y ligeras, pero a la
vez robustas.
El poco peso del material hace posible la construcción de estructuras de apoyo
muy livianas, a la vez que permite lograr un mayor grado de prefabricación de
los componentes. Una vez en la obra, estos componentes suelen manejarse sin
necesidad de utilizar equipos pesados.Por otro lado, la moderna tecnología
de la extrusión ofrece una gama casi inimaginable de diseños de perfiles
con prestaciones integradas, con las que obtener multitud de soluciones
constructivas.
La elección del tipo de fachada y estructura de apoyo o sustentante, dependerá de las necesidades específicas o de los criterios de diseño. Con los sistemas de perfiles, se pueden utilizar fachadas clásicas de travesaños y parteluces, fachadas unificadas, muros cortina, fachadas de doble piel, o estructuras especiales como pirámides, polígonos, bóvedas de cañón, cubiertas redondas, etc.
El aluminio es adecuado tanto para superficies amplias como para cargas extremas, como las de las torres de televisión y grandes edificios. En el rascacielos más alto del mundo, el Taipei 101 en Taiwán, de 508 metros de altura, los elementos de la fachada que tienen marcos de aluminio son capaces de aguantar vientos de hasta 200 Km/hora, así como movimientos sísmicos de hasta 5 puntos en la escala Richter.
Pero son sobre todo sus cualidades estéticas las que favorecen la elección de este material: los valores estéticos del aluminio permiten unos perfiles muy finos y esto, especialmente para formatos grandes, posibilita cerramientos que permitan la entrada de una gran cantidad de luz. También se pueden aplicar distintos colores por fuera y por dentro, siendo posible, por ejemplo, la combinación de una fachada muy llamativa con un interior de colores más discretos.
También en lo que se refiere a la seguridad, el aluminio ofrece las mejores opciones. Desde equipamientos con una resistencia más alta para una protección antirrobo, sistemas con protección antibalas, antiexplosivos o antifuego, hasta un sinfín de opciones que, en combinación con el sistema de herraje y el cristal adecuado, consiguen la máxima
seguridad.
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